Ahora es probable que ya se haya familiarizado con los pormenores de Bitcoin. Pero además de los bitcoins, existen alrededor de mil monedas digitales. Se conocen como «altcoins», o alternativas al bitcoin. Por ejemplo, ether, ripple, zcash, monero y dash, entre otras.
Las criptomonedas alternativas se diferencian de Bitcoin de varias formas. Algunas tienen un modelo económico diferente o un método diferente de distribución de monedas, como las altcoins que se regalaron a todos los ciudadanos de un país. Otras emplean diferentes algoritmos de minería de prueba de trabajo, quizás para oponerse al hardware de minería especializado, o quizás ni siquiera confíen en la prueba del trabajo. Varias altcoins ofrecen un lenguaje de programación más versátil para crear aplicaciones, mientras que otras ofrecen más privacidad si las comparamos con Bitcoin. Y también hay altcoins que sirven para usos muy específicos, no monetarios, como el registro de nombres de dominio o punteros de almacenamiento de datos.
No obstante, hay muchas altcoins que realmente no son interesantes. La gran mayoría de las altcoins simplemente modifican algunos parámetros que no importan mucho, u ofrecen algo que puede sonar útil pero que realmente no lo es. Si, por ejemplo, una altcoin tiene una mayor cantidad de monedas, solo significa que cada moneda tiene un menor valor. Si una altcoin encuentra bloques más rápido, solo significa que una transacción requiere más confirmaciones para un nivel de seguridad similar.
Por ende, la mayoría de las altcoins no ofrecen ningún beneficio sobre Bitcoin. Además, tienen menos potencia de hash que las protege, cuentan con menos desarrolladores para mejorarlas y generalmente son menos útiles ya que las redes son menores.
Esto también significa que las altcoins suelen ser más riesgosas que Bitcoin. Los tipos de cambio generalmente son más volátiles y, con los años, prácticamente ninguna altcoin ha mantenido su valor frente a Bitcoin. La mayoría, así como aparecieron, desaparecieron. Además de todo eso, muchas altcoins se pueden considerar directamente estafas, creadas principalmente para enriquecer a quienes las inventaron y sus primeros usuarios.
Mientras que algunas altcoins realizan tareas útiles (por ejemplo, actúan en calidad de testnet u ofrecen mayor anonimato que el bitcoin) y pueden tener futuro, muchas otras están impulsadas exclusivamente por la especulación o incluso algo peor. Así que asegúrense de investigar bien, y ¡tengan cuidado!